miércoles, 11 de mayo de 2011

Novillada de la Virgen

Visto lo visto, está claro que no siempre torean más quienes más lo merecen. Desconozco si el éxito logrado hoy por Pascual Javier le servirá para ponerse en circulación. Quizá para eso, además de triunfos, necesite buenos padrinos. Lo cierto es que el valenciano ha mostrado sus cartas, y son varias, porque ha toreado con empaque y variedad con el capote, y con la franela ha sabido adaptarse a las diferentes exigencias que demandaban sus antagonistas.
Sorpresa muy grata la de este Pascual Javier que, a pesar de torear muy poco, dejó constancia tanto de su predisposición como de sus cualidades. Ya había avisado en los primeros turnos de quites, en los que se mostró decisión y ajuste. Su primera faena de muleta ya le sirvió para reivindicarse, para poner de manifiesto que merece más oportunidades.
Muy firme y seguro ligó varias tandas en redondo acompañando siempre los viajes con el pecho, intentando alargar las embestidas, lo que consiguió muchas veces, sobre todo en varios pases de pecho de pitón a rabo despaciosos y acompasados. Por el pitón izquierdo tuvo que exponer más, pues al animal le costaba arrancarse a embestir y luego reponía entre pases. Se echó a matar en rectitud y salió prendido de fea manera, afortunadamente sin consecuencias. La estocada fue fulminante en el segundo envite, y a sus manos fue a parar la primera oreja del festejo.
Otra logró del quinto de la tarde, en este caso oreja de mucho mérito por las complicaciones que sacó un novillo al que había que imponerse con autoridad, provocando sus embestidas sin dudas, lo que hizo el valenciano sin arredrarse ni una sola vez, muy asentado y convencido. Volvió a entrar a matar con toda la decisión del mundo, a toma o daca, y la fortuna le sonrió.
Víctor Barrio, que había recibido muy embarullado al tercero en el centro del ruedo, anduvo más preocupado de las formas que del fondo en una faena ayuna de mando y de norte. Tampoco a la hora de entrar a matar mostró mayor decisión.
El madrileño se llevó una benévola oreja del que cerraba festejo, un novillo de embestida descompuesta que, sin embargo, obedeció cuando Barrio acertó a imponerse con autoridad, lo que ocurrió en un par de tandas. Luego la faena decayó y, aunque mató de estocada defectuosa tras un pinchazo previo, recibió premio.
Lo de Juan Vicente pareció una broma de mal gusto. Ante el que abría plaza fue incapaz de hilvanar dos muletazos consecutivos, y mucho menos de quedarse quieto. Tampoco mejoró su labor frente al cuarto. Después de masacrarlo en varas muleteó sin directriz y siempre descargando la suerte, sin encontrar ni una sola vez los terrenos ni las alturas ni las distancias oportunas.
La interesante novillada de Manolo González debió arrastrarse sin muchas más orejas. Fue un conjunto armónico y noble, de variada capa y comportamiento, que siempre ofreció posibilidades de lucimiento a pesar de que, en general, recibieron mucho castigo por parte de los montados.


Ficha del festejo:
Plaza de toros de Valencia.  Novillada de la Virgen de Los Desamparados. Un quinto de entrada. Novillos de Manolo González, 1º, 3º y 5º con el hierro de González Sánchez-Dalp, desiguales de comportamiento pero nobles. Destacaron 1º, 2º y 4º.
Juan Vicente: silencio tras aviso y silencio.
Pascual Javier: oreja y oreja.
Víctor Barrio: silencio tras aviso y oreja.

Información y fotos: Burladero

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